El presente articulo profundiza en el análisis del balance social de las cooperativas en Ecuador, delineando su evolución histórica y su impacto multifacético en el desarrollo sostenible. Se define el balance social como una herramienta estratégica para medir y reportar el desempeño de las cooperativas más allá de los indicadores financieros, en línea con sus principios fundacionales. A lo largo de las décadas, el marco normativo, liderado por la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS), ha formalizado su aplicación, culminando en la Norma de Balance Social de 2022. La implementación de esta herramienta ofrece beneficios tangibles como la mejora de la reputación, el fomento de la inclusión financiera y social, y la alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, persisten desafíos relacionados con la asignación de recursos, la calidad de los datos y la gestión de la tensión entre objetivos financieros y sociales. Se concluye que el balance social es fundamental para la identidad y sostenibilidad del sector cooperativo ecuatoriano, requiriendo un compromiso continuo de todos los actores para maximizar su potencial de desarrollo.
La evolución del balance social en Ecuador, desde una práctica voluntaria hacia un requisito regulado, refleja una comprensión más profunda de la responsabilidad cooperativa. Esta transición no es meramente un cambio administrativo, sino una transformación fundamental que eleva la responsabilidad social de una consideración ética a un imperativo sistémico, crucial para la estabilidad financiera y la legitimidad social. Esta formalización indica que el Estado ecuatoriano reconoce la importancia intrínseca del aspecto social de las cooperativas para el bienestar colectivo.













